Creemos en la inspiración verbal, plena de la Biblia (ambos el Antiguo y Nuevo Testamento) y que “...toda la Escritura es inspirada por Dios” (II Timoteo 3:16). Creemos que la Biblia es infalible porque fue el Espíritu Santo quien inspiró a los santos hombres de Dios a escribir Su Palabra y que es nuestra autoridad final en todo lo que respecta a la fe y a la conducta (II Peter 1:19-21).

Dios es una Persona, que existe eternamente, como una Trinidad en Unidad: Padre, Hijo, y Espíritu Santo, tres personas pero un solo Dios. (Deuteronomio 6:4, Mateo 3:16,17;28:19,20, 1 Corintios 8:6).

Cristo Jesús, quien existe eternamente, es el hijo unigénito de Dios, quien se hizo hombre sin pecado, siendo concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María, y es verdadero Dios y verdadero hombre. (Lucas 1:30-55, Juan 1:1-15, Filipenses 2:5-8, Colosenses 1:15)

Nosotros creemos que el Espíritu Santo de Dios es una persona que tiene todos los atributos de la deidad de Dios. Creemos que el Espíritu Santo ha estado siempre presente desde la creación de la raza humana. Sin embargo, creemos que Él ha tenido un ministerio especial que comenzó el día de Pentecostés y que continuará hasta el día del rapto de la iglesia. Su ministerio incluye el proveer convicción del pecado y redargüir hacia una vida de santidad. El Espíritu Santo fue enviado para regenerar, santificar, sellar, y llenar a todos aquellos que han recibido a Cristo como su Salvador y Señor (Juan 3:5-6; Juan 14:16; Hechos 1:5; Hechos 11:15; I Corintios 3:16; I Corintios 6:19-20; I Corintios 12:13).

Creemos que Satanás es un ser real y personal que carece de verdad (Juan 8:44). También creemos que él es el dios de este mundo (II Corintios 4: 4) que ha cegado los ojos de los que no creen (Hechos 26:18) y que está en constante guerra con los cristianos (Efesios 6: 11,12).

Creemos y aceptamos por fe (Hebreos 11: 3) el relato de Génesis de la creación (Génesis 1: 1,2). Creemos que Dios creó todas las cosas, incluyendo al hombre (Colosenses 1:16). Nuestra creencia en la creación descarta todas las hipótesis de la evolución.

Creemos en un infierno literal de fuego eterno (Mateo 25:41), destrucción eterna (II Tesalonicenses 1: 9) y castigo eterno (Mateo 25:46).

Creemos en un cielo literal donde Jesús hoy está preparando un lugar para sus creyentes (Juan 14: 1,2). Creemos que solo aquellos que hayan recibido a Jesucristo en sus corazones podrán entrar al cielo (Mateo 7: 13,14). En el momento de la muerte, los creyentes estarán con Jesucristo en el cielo (II Corintios 5: 8).

El hombre fue creado a la imagen de Dios pero cayó a causa del pecado, trayendo no solamente muerte física, sino también muerte espiritual o separación eterna de Dios. Ahora toda la humanidad esta caída heredando una naturaleza pecaminosa (Génesis 1:26-27, 2:16, 3:16-19, Romanos 3:10-23, 6:23). El Señor Jesucristo sufrió y murió en sustitución de sacrificio por el pecado del mundo entero. Él resucitó físicamente de los muertos y después, ascendió al cielo. La fe en este sacrificio es el único camino a la salvación para la humanidad (Lucas 24, Hechos 1:9-11, Romanos 5:8-10, Efesios 1:20-23, 1 Pedro 3:18).

La iglesia local es un grupo de creyentes, bautizados en agua, congregados para edificación, exhortación, y evangelismo en cumplimiento del mandato de Cristo en la Gran Comisión; predicando el evangelio a toda criatura. (Marcos 16:15, 1 Corintios 12:12, Efesios 1:22-23).

La Iglesia tiene dos ordenanzas: el Bautismo y la Cena del Señor.

  1. Bautismo
El bautismo cristiano es la inmersión en agua de un creyente en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo con la autoridad de la iglesia local. Es una imagen diseñada para mostrar nuestra identificación con el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, con su efecto nuestra muerte al pecado y resurrección a una nueva vida (Mateo 28: 18-20, Romanos 6: 4,5).

  2. La Cena del Señor
La Cena del Señor es la de una mesa conmemorativa, que representa el cuerpo quebrado y la sangre derramada de Jesucristo. Su observancia apunta hacia atrás al Señor crucificado en el Calvario y se dirige hacia el Señor que regresa en gloria. Para poder participar en la Cena del Señor, uno debe ser salvo, bautizado y miembro de esta iglesia local. Solo debe ser observado por aquellos que viven para Dios y se han juzgado a sí mismos. Es una ordenanza dada a la iglesia local y no a individuos; por lo tanto, solo debe ser observado por esa iglesia local y no por individuos (1 Corintios 11: 23-29, Mateo 26: 26-29).

Jesucristo mismo vendrá pronto otra vez en el aire para tomar a su Iglesia y premiar su servicio. Los incrédulos que se queden, pasarán por un período llamado La Tribulación, después del cual Cristo regresará a la tierra para establecer su Reino de mil años; después de esto, los incrédulos de todas las edades se presentarán delante del Gran Trono Blanco para ser juzgados y echados al Lago de Fuego, separados de Dios para siempre, mientras los creyentes pasarán la eternidad en la plenitud del gozo en el Cielo con el Señor (Mateo 24: 29-42, 1 Tesalonicenses 4:16-18, Apocalipsis 19:11-20).